Es justo admitir que para la segunda década del nuevo milenio el rock estaba lejos de su mejor forma. Con más de seis décadas de vida, para cuando se agarró el bicho ya bien podía considerarse parte de un grupo de riesgo.
De cazadores cazados
Quienquiera que alguna vez haya usado aplicaciones de citas sabe que son lo más parecido a un zoológico virtual. Y no solo en el sentido tan ocurrente como machirulo patentado por mi amigo y excumpa de la facultad Javitus, quien decía nunca haber jugado al Pokemón Go porque él “para coleccionar bichos” ya usaba Tinder.
Indignación por el acampe
No hay nada que despierte tanto mi costado facho como los acampes. Existen pocas cosas que deteste como esa aglomeración de carpas que invaden el espacio público y entorpecen el normal desarrollo de la vida en comunidad. Que más allá de las molestias prácticas que generan, afean la ciudad. Hasta los turistas, cuando los toman con sus cámaras como un recuerdo pintoresco tercermundista, huyen una...
El prode de la copa
Nadie hablaba aún del cambio climático. Pero fuese por la sensación térmica o el caldo hormonal, ese diciembre de principio de década marcaba cuarenta grados a la sombra constantes. Por eso, la mayoría de nuestras salidas grupales diurnas terminaban o en el recién inaugurado Unicenter Shopping o bien en una casa, amuchados alrededor del aire acondicionado.